El tema del conocido como “negacionismo climático” se viene estudiando ya desde diferentes ámbitos científicos. Uno de los posibles es el área del discurso al tratarse de un fenómeno ligado a la confrontación dialógica entre quienes se oponen a las evidencias experimentales que aportan los científicos en sus numerosos informes a lo largo de las últimas décadas. Hasta entonces la “verdad” de la comunidad científica había sido más o menos respetada, aunque se tuviera constancia de errores o de limitaciones en muchos campos del saber; a pesar de ello, el científico no era cuestionado, por lo menos abiertamente en público, como ha sucedido en los últimos años. Llevar el tema del cambio climático al campo de la confrontación comunicativa supone entrar en el esquema de la desacreditación de lo dicho por los científicos como adversarios del progreso y con ello la aceptación de que en este tipo de discurso aparezca la violencia verbal, la ridiculización y/o la demonización de los datos científicos, así como de los grupos ecologistas y de los grupos políticos que secundan sus informes.
Desde la perspectiva discursiva, uno de los autores que han estudiado el discurso negacionista ha sido el investigador valenciano Vicent Salvador, Catedrático de Filología Catalana en la Universitat Jaume I de Castellón, fallecido a principios del presente año.
Acceso a una imagen suya: https://www.youtube.com/watch?v=Hq1VAbb_4SM
En dos artículos de 2022 (referidos al final de este texto), señalaba tres estrategias utilizadas en los discursos negacionistas de la crisis climática:
La primera estrategia es la llamada coartada del escepticismo. Con ella, se defiende que la actitud escéptica ha sido el motor de los avances científicos, una filosofía ya defendida por Descartes y su duda metódica. Los negacionistas explícitos buscan contraejemplos o detectan anomalías puntuales en las teorías formuladas sobre el proceso del calentamiento global, también cuestionan aspectos parciales de las teorías, pero lo hacen sin molestarse en proponer teorías alternativas consistentes. Podríamos decir que critican lo que los científicos dicen, pero ellos no han investigado lo que critican. En términos jurídicos, afirma Vicent Salvador, lo que hacen es “invertir la carga de la prueba”, es decir, exigen a la otra parte que busque más datos para contraargumentarles.
La segunda estrategia consiste en la desacreditación y ridiculización tanto de los argumentos de la parte contraria como de las personas o colectivos que sustentan tales posiciones. Por ejemplo, la desacreditación de los grupos ecologistas, como tribus arrastradas por la moda, utópicos sin sentido y opuestos al progreso de la humanidad (ej. las críticas tan feroces a la joven activista Greta Thumberg). También aparece la mención a los científicos como grupos comprados por las industrias de las renovables o grupos que trabajan en instituciones académicas alejadas de los problemas de la gente; y la crítica a los grupos de izquierdas como utópicos, sin advertir que hasta hace bien poco la izquierda era muy poco ecologista, siguiendo así fielmente el pensamiento marxista del crecimiento infinito para el bien de las clases trabajadoras.
La tercera estrategia tiene que ver con argumentos falaces que se defienden desde grupos sociales que ven el negacionismo como un ejemplo más del deseo de transgredir las normas, del desahogo contra quien está en el poder y de la necesidad de liberarse personalmente como objetivo en sí mismo. Por tanto, estaríamos ante un caso más de comportamientos trasgresores de determinados grupos alternativos frente a las convenciones sociales; en este caso, han hecho del negacionismo climático su protesta y su desafío social; son los que tradicionalmente ha estudiado la Psicología social.
En una entrada anterior (http://www.dialogodesaberes.com/2023/08/hace-calor-como-toda-la-vida/), se ha hecho referencia a cómo en los últimos años en nuestro ámbito cultural ha aparecido un nuevo actor en esta estrategia negacionista: el partido de ultraderecha Vox que se ha unido a la estrategia comunicativa de desafiar abiertamente a la comunidad científica. En las pasadas elecciones aludían explícitamente a las posiciones de estos científicos como de “fanatismo climático”. Se trata de una estrategia que, como expone Salvador, es algo ya muy generalizado a nivel global: se puede rastrear ya en los diferentes partidos de ultraderecha. En este caso, Vox lo que está haciendo es simplemente copiar la estrategia que otros políticos similares han ensayado en sus respectivos países (Trump, Bolsonaro, entre otros).
Artículos citados:
Salvador, Vicent (2022a) “The social debate on energy sources”, en Discursive Approaches to Sociopolitical Polarization and Conflict. Eds. Laura Filardo-Llamas, Esperanza Morales-López y Alan Floyd, pp. 235-252. Londres: Routledge. https://www.routledge.com/Discursive-Approaches-to-Socio-political-Polarization-and-Conflict/Filardo-Llamas-Morales-Lopez-Floyd/p/book/9780367529253#
Salvador, Vicent (2022b) “Análisis del discurso y retórica constructivista. Una aplicación de la teorización francófona”. En Pujante, David y Alonso Prieto (eds.) Una retórica constructivista. Creación y análisis del discurso social, pp. 163-172. Castellón: Universitat Jaume I.