El pasado 28 de julio, la Plataforma Pueblo sostenible de Mota del Cuervo (Cuenca) organizó una visita a una de las lagunas de su complejo lagunar, de tipo endorreico (aguas sin salida al mar). En concreto, una visita a la Laguna de Manjavacas. Nadie del grupo era especialista en biología, sino activistas que queremos implicarnos muy seriamente en la preservación y la educación del medioambiente.
Archivos mensuales: julio 2019
Ser verdaderos: La ética de la retórica constructivista.
Autor: David Pujante (Universidad Valladolid).
Debemos comenzar esta breve reflexión insistiendo en que la retórica nos enseña a construir discursos que interpretan, que explican persuasivamente el mundo que nos rodea. Por lo que hemos de desterrar definitivamente la visión de la retórica como un cúmulo de expresiones vacías o de discursos engolados, y, en el peor de los casos, falsarios. A esos discursos únicamente lleva un perverso uso de la retórica, un torpe o un interesado uso de la retórica. Cuando digo interesado quiero decir discurso con intención de engaño a terceros (a los componentes de las sociedades en las que se inocula) para obtener un beneficio artero. El discurso engolado y pretencioso solo perjudica al sujeto que lo hace, pero el discurso que persuade con intención aviesa, ese hay que atenderlo, señalarlo, criticarlo con las herramientas que nos proporcionan las diferentes teorías analíticas del discurso. La retórica es una disciplina tan antigua como moderna, que ayuda al ciudadano de hoy (como antiguamente al de la Grecia clásica) a percibir los malos usos del discurso social en todos sus campos en política, en información, en publicidad comercial.
Si durante siglos la retórica se malentendió como un aprendizaje de puro estilismo literario, que llegó a los ridículos excesos que la convirtieron en objeto de mofa en el siglo XIX: la vacía retórica de Castelar (que no era tan vacía como se dice, pero esto es otro frente), nuestro actual mundo globalizado, con su ágora infinita (todos tenemos la posibilidad de construir nuestro propio discurso y exponerlo al mundo, al mundo de las redes sociales), requiere de un freno importante: la reflexión sobre qué es construir un discurso, qué entraña construir un discurso, cuál es la pertinencia de construir un discurso y darlo a los demás.
La retórica en su versión real, no en su versión caricaturesca (lo hueco, lo vacía y lo falso del decir), se muestra como una disciplina que estudia todos los recursos de la expresividad discursiva como conjunto de construcciones que interpretan y procuran el entendimiento de las diferentes situaciones y actuaciones sociales en un tiempo y espacio determinados. Por ejemplo, es claro objetivo de la retórica analizar los distintos discursos que en estos días están interpretando el fracaso de la investidura de Sánchez.
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