David Pujante
I
El discurso humano es el producto de los esfuerzos de la conciencia para adaptarse a los dominios problemáticos de la experiencia. La realidad que nos rodea, y con la que tenemos que convivir, se muestra a nuestra experiencia diaria como algo extraño y amenazador; y necesitamos explicárnosla, para posicionarnos en ella, para entender a los demás, en lo que es la interactuación social. Si bien un gesto vale más que mil palabras, cuando el gesto no es suficiente, tenemos el discurso. Como decía el poeta: “nos queda la palabra.”
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
(Blas de Otero)