Con este término de “ecologismo de los pobres” el sociólogo portugués Sousa Santos se refiere a la respuesta que las clases trabajadoras deberían dar frente a lo que denomina “ecologismo de los ricos”. El primero estaría basado en una política económica no dominada por el fetichismo del crecimiento infinito y del consumismo individualista, sino en las ideas de reciprocidad, solidaridad y complementariedad, vigentes tantos en las relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y la naturaleza (Sousa Santos 2013, “¿Reinventar las izquierdas?”, artículo descargado de su blog personal y del que damos cuenta en esta nueva entrada del blog).
Archivos mensuales: enero 2016
La inquietante fragancia del jazmín en diciembre… apuntes sobre el cambio climático
Delante de casa hay media docena de jazmines. Están preciosos, y su fragancia se percibe a varios metros de ellos. Llenos de florecillas blancas, alegran la vista del conjunto. El problema, o incluso el drama, es que hoy quedan tres días para terminar el año. Estamos en los últimos días de diciembre, y en esta época no es usual aquí ni bueno que los jazmines tengan este aspecto y olor. Estos estarían reservados, en condiciones normales, para la primavera.
Lo de los jazmines del jardín, de todos los jardines de nuestra zona, no es un hecho aislado. Los árboles frutales, por ejemplo, han abandonado en mayor o menor medida su letargo, y las yemas apicales de algunos de ellos han estallado, floreciendo. Hay algún ciruelo con un poco de flor, mucho más tímida y menos explosiva que la de los jazmines, pero igual de preocupante. No toca ahora, y seguramente las heladas y los fríos propios de esta época, que algún día vendrán, terminarán quemando todo lo prematuro y condenando al árbol a un mucho menor desarrollo este año.
El responsable de que buena parte de los jazmines de la costa atlantica del norte de Galicia estén florecidos es el tiempo excepcionalmente caluroso que nos acompaña desde este verano. El otoño ha sido muy benigno, y pasados unos días desde el solsticio de invierno, el calor continúa. Todos agradecemos no estar pagando estos días costosas facturas de calefacción, pero la próxima menor cantidad y calidad de agua potable, o una mayor prevalencia de plagas y la consiguiente reducción de las cosechas, por ejemplo, serán efectos seguros de estos episodios que estamos viviendo.
¿Qué está pasando? ¿Qué le pasa a las pautas climáticas que conocíamos hasta ahora? ¿Se puede hablar, verdaderamente, de cambio climático? La práctica totalidad de la comunidad científica ha sido contundente sobre este particular. Las opiniones y tesis mayormente aceptadas concuerdan que, al margen de las fluctuaciones y comportamientos oscilatorios típicos, sí que se puede hablar en esta ocasión de una variación global que no puede ser explicada en meros términos de ciclo. La temperatura media cambia, como lo ha hecho también en otros momentos de la historia de nuestro planeta, pero ahora mucho más rápidamente que nunca. Y los análisis demuestran, y esto es importante, que tal incremento en los últimos años es parejo y proporcional a la concentración medida de dióxido de carbono en la atmósfera. Esos datos son palmarios, objetivos y no dejan lugar para mucho escepticismo. Se colige así, pues, que la etapa es diferente, y que el clima, en su conjunto, ha abandonado los patrones más o menos estándar en los últimos tiempos, para producirse una serie de efectos como los descritos, que ya estamos viendo y que irán a más.
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