Maika Beltrán, veterinaria y trabajadora en Oxfam Intermón
Acaparamiento de tierras es una terminología que nos suena lejana y, por supuesto, ajena a nuestro comportamiento diario… O al menos yo eso pensaba. Pero al pararme a analizar a qué cultivos se dedican los terrenos sobre los que se ha realizado una adquisición masiva, me he encontrado plantaciones de palma aceitera, de caña de azúcar o de soja cuya producción es dedicada, sobre todo, a la elaboración de biocombustibles. Pero también existe el uso industrial que se hace del aceite de palma para incluirlo como aceite vegetal en la inmensa mayoría de los alimentos preelaborados, altamente demandados hoy en nuestra sociedad (aquí he incluido al cruasán de mi desayuno) y que contribuye al apogeo de los grandes monocultivos de este tipo de palma.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=j8ZflDK_OYE
Por un lado, ya que los mandatos de la UE exigen un incremento del uso de biocombustibles para el 2020, lógico es pensar que el precio de los cultivos destinados a producirlos se incrementará, y que por tanto el comprar rápidamente grandes extensiones de terreno para dedicarlas a ellos está siendo una inversión muy rentable (en lugar de dedicar estas tierras a la producción de alimentos socialmente sanos). Como consecuencia, el precio de los alimentos se eleva, y va a perjudicar sobre todo a países que tienen que mayoritariamente importarlos para poder subsistir.
Podríamos pensar que quizás las grandes corporaciones que están comprando realizan adquisiciones de terrenos improductivos o en desuso, pero la realidad indica que la tierra apropiada no está ni vacía ni ociosa, y, por supuesto, los inversores tratan de hacerse con las mejores tierras, no con aquellas degradadas. Detrás de estas apropiaciones hay desalojos forzosos de trabajadores del campo y restricciones de acceso a recursos que las gentes de la zona comienzan a sufrir. En la mayoría de los casos son transacciones de tierras realizadas de forma poco transparente.
También hay que considerar que las grandes plantaciones ni crean empleo estable –en muchas ocasiones este va vinculado solo a la época de cosecha-, ni generan ingresos por impuestos, puesto que los gobiernos suelen ofrecer incentivos fiscales buscando obtener inversiones extranjeras que finalmente solo benefician a una élite.
Y no solo hay problemas con la tierra; la cantidad de agua que los grandes monocultivos necesitan, agota los recursos hídricos locales, y está haciendo descender la capa freática en muchas zonas hasta 10 metros, como ya ha ocurrido en Paraguay. Allí, en Curuguaty, he visto a familias luchar por la posesión de unas tierras, apropiadas por latifundistas de la soja, pero que tras años de un juicio lleno de irregularidades y 17 muertos más tarde, aún no se ha escrito la última crónica.
Además de un Paraguay, hay también una Guatemala o una Uganda, o… Pienso ya que no hay límites para la voracidad.
Resumiendo que, por un lado la tierra, el agua y el suelo se están utilizando para alimentar nuestros vehículos o nuestro modelo “fast food”, en lugar de alimentar de forma coherente y sana a las personas. Pero por otro lado y ante el previsible aumento en la demanda de alimentos, países con escasez de tierra o agua (pero ricos en capital), o países con grandes poblaciones (como China o India), invierten en tierras de cultivo, para producir alimentos fuera de sus fronteras, en zonas con costes de producción más bajos. En los últimos 10 años se ha vendido en el mundo una superficie de terreno equivalente a cuatro veces el tamaño de España…
Nuestra Europa no es ajena al problema. En las últimas décadas el número de fincas se ha reducido y la extensión de estas ha aumentado; la PAC no ayuda, las subvenciones no llegan a los pequeños agricultores sino que se reparten entre grandes extensionistas. En 2009 en España el 75% de las subvenciones se repartieron entre el 16% de principales productores. Los y las jóvenes que quieren volver al campo, no lo tienen fácil; sin embargo se empiezan a ver nuevos brotes que pugnan por retornar a la agricultura sostenible (orgánica) y luchan por devolver la vida a ese campo que nunca debió haberla perdido.
Detrás del acaparamiento están los fondos de inversiones, los derivados, los futuros, la especulación, las altas rentabilidades, los planes de pensiones, mis ahorrillos, los tuyos y nuestros cruasanes: https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=3FIdZ229RJU
Y yo sigo con el desayuno.